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Hamás e Israel logran un agónico segundo intercambio de rehenes por presos | Internacional

La guerra entre Israel y Hamás cumplió este sábado el segundo de los cuatro días de tregua con muestras evidentes de fragilidad. Está claro que cualquier chispa puede hacer que la entente sellada el miércoles salte por los aires. Eso hizo, por un lado, que se retrasase varias horas el intercambio de 17 rehenes (13 israelíes y cuatro tailandeses) por 39 prisioneros palestinos (33 menores de edad y seis mujeres). Hamás informó durante la tarde del sábado de que demoraba el intercambio porque Israel estaba incumpliendo lo pactado con “muchas violaciones” del cese de hostilidades. Su brazo armado, las Brigadas Ezedín al Qassam paralizó el proceso por la tarde, cuando, según fuentes militares israelíes, ya estaba en marcha en la franja de Gaza la liberación de secuestrados elegidos para el sábado. A última hora del día, tanto Hamás como el ejército israelí informaron de que los rehenes estaban de camino al cruce de Rafah, frontera de Gaza y Egipto, en manos del Comité Internacional de la Cruz Roja. Posteriormente, el servicio de prisiones de Israel informó de que los presos palestinos también habían sido liberados.

Nuevamente, como principales mediadores, Qatar, Egipto y Estados Unidos salieron al rescate. Eso permitió que se mantuviera la ausencia de bombardeos en Gaza, que Israel amenazó con retomar a medianoche; que finalmente se realizara el intercambio de cautivos de ambos lados y que se agilizara el reparto de comida y ayuda humanitaria hacia el norte de la Franja. Precisamente ese insuficiente flujo hacia la zona más golpeada por la contienda fue el primer argumento esgrimido por los islamistas para echar el freno antes de que las aguas volvieran a su cauce, ya avanzada la noche.

El Gobierno de Qatar anunció previamente la liberación en Gaza de 13 rehenes israelíes y siete extranjeros, que finalmente se quedaron en cuatro, así como la excarcelación por parte de Israel de 39 palestinos, seis mujeres y 33 menores de edad. Durante esas horas de incertidumbre, el emir catarí, Tamim bin Hamad Al Thani, conversó con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden.

Pese a las denuncias aireadas por Hamás, el movimiento islamista que gobierna Gaza se mostró dispuesto a seguir aceptando propuestas de los mediadores y avanzar en “nuevos acuerdos”, según dijo a la cadena catarí Al Jazeera Taher Al-Nunu, uno de los responsables políticos de la milicia. La destrucción del grupo armado islamista sigue siendo el principal objetivo de Israel en la guerra, en reacción a la matanza de 1.200 israelíes el pasado 7 de octubre.

Extensión del alto el fuego

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Biden también alberga esperanzas de que el actual alto el fuego pueda ser ampliado. Una delegación de Qatar llegó este sábado a Israel en lo que algunos interpretan como un intento de avanzar en esa dirección. Egipto anunció también con cierto optimismo que trabaja para extender uno o dos días la tregua y que el intercambio de rehenes por presos pueda ser mayor de lo planteado inicialmente ―el acuerdo alcanzado el miércoles contempla el canje de 50 prisioneros por 150 de los secuestrados por Hamás el territorio israelí.

Hamás, que informó hace días de la muerte de 60 de los rehenes y de que los bombardeos israelíes le impiden tener bajo control a todos ellos, habría localizado a un grupo de 10 o 20 más secuestrados en las últimas horas. Eso podría allanar el camino para ampliar el actual acuerdo de tregua, que concluye el lunes. Israel estima que la milicia fundamentalista estaría en disposición de llegar a liberar a 30 secuestrados más de los 50 pactados en un principio, según fuentes citadas por el diario Haaretz.

La tarde, como la del viernes, estuvo salpicada de algunos incidentes en los alrededores de la prisión israelí de Ofer, ubicada en Betunia, en la Cisjordania ocupada, donde al menos dos palestinos resultaron heridos por disparos de militares apostados delante del penal. Es en esas instalaciones donde los reos cisjordanos son transferidos a Cruz Roja para su definitiva liberación y reencuentro con sus familias en el Ayuntamiento de Betunia. Otros, con residencia en Jerusalén Este, salen desde una comisaría israelí de esa ciudad. De forma paralela, Hamás entrega a Cruz Roja los rehenes para que esta institución, con décadas de experiencia en estos canjes, los lleve hasta las autoridades israelíes junto a la frontera de Gaza con Egipto.

El enclave palestino, donde Israel ha matado a más de 14.500 personas, sigue viviendo gracias al acuerdo de alto el fuego escenas inéditas en los últimos 50 días, marcados por el conflicto bélico que comenzó el 7 de octubre. Miles de personas se agolpan en las calles, seguras de que no serán objetivo de las tropas de ocupación. En el lado israelí, los medios publican los rostros de los rehenes que han sido ya liberados y que, hasta ahora, engrosaban los carteles distribuidos por todo el país junto a la leyenda “traedlos a casa”. Decenas de miles de personas se manifestaron la tarde del sábado en Tel Aviv para mostrarles su apoyo, mientras otros miles pedían en Jerusalén la dimisión del primer ministro, Benjamín Netanyahu, cuyo papel sigue estando en entredicho.

Esa tranquilidad del alto el fuego otorga más tiempo a la población de la Franja para abastecerse y hacer frente a las enormes necesidades que arrastran tras más de siete semanas sin apenas acceso a algo tan básico como agua, alimentos, medicina, electricidad o combustible. Un convoy de 59 camiones consiguió llegar al norte de la Franja con diversa ayuda. Seis llevaban alimentos de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) y 53 pertenecían a la Media Luna Roja, según confirmó a EL PAÍS la portavoz de esta institución, Nebal Farsakh. “Nuestros equipos pudieron descargar en el norte y regresar al sur de Gaza sin problemas”, añadió. Es la mayor caravana de este tipo hasta la fecha desde que se abrió el 21 de octubre el paso sureño de Rafah, fronterizo con Egipto.

Dos centenares de camiones accedieron en las últimas horas a la Franja por ese punto con comida, agua, equipos sanitarios y material para facilitar el refugio de los habitantes, según las autoridades de Israel. Además, llegaron cuatro camiones con combustible, esencial para alimentar los generadores con los que hacer frente al apagón eléctrico con que Israel castiga a la Franja, y otros cuatro de gas que permitirán a algunos gazatíes cocinar. En todo caso, la propia ONU reconoce que el flujo de ayuda que se está distribuyendo, muy inferior a la que llegaba a la Franja antes de la crisis generada por la guerra, es insuficiente.

Naciones Unidas informó también de la evacuación de 21 pacientes críticos desde el norte de la Franja, donde la situación de los hospitales por el asedio y los ataques israelíes es crítica desde hace semanas, según las autoridades sanitarias locales.

Israel ha distribuido imágenes de los encuentros de algunos de los 13 rehenes liberados el viernes con sus familias tras comprobar en un centro médico que no sufren daños físicos importantes. Es el caso del pequeño Ohad, de nueve años, que corre por el pasillo hacia los brazos de su padre. O las pequeñas Aviv Asher, de dos años, y Raz, de cuatro, que fueron liberadas junto a su madre, Doron, en el momento de abrazarse al padre de familia, Yoni. Un portavoz militar reconoció que están hablando con ellos para obtener información, aunque no la van a hacer pública. En el lado cisjordano, la localidad de Betunia fue una fiesta para recibir a 33 prisioneros palestinos, también mujeres y menores de edad, como los rehenes. Otros seis palestinos fueron liberados en Jerusalén.

En el primer día de tregua, el viernes, Hamás liberó a 24 rehenes, de los que 10 eran empleados tailandeses y uno era filipino. Irán dijo que había intercedido por ellos. Al menos cuatro no se encontraban en la lista de secuestrados el 7 de octubre y en un caso su familia lo había dado por muerto, informa Reuters. El gran ataque de Hamás de aquel día sigue manteniendo todavía un número exacto de víctimas sin aclarar o identificar, como se ha demostrado con las liberaciones de estos días. También sucede con personas dadas por desaparecidas como el español Iván Illarramendi que, tras semanas, pasan a formar parte de los muertos después de que sus restos sean identificados en un lento y arduo proceso que las autoridades israelíes están llevando a cabo con decenas de cuerpos.

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