A menudo asociamos nuestra fatiga con la falta de sueño, el exceso de trabajo, el estrés o incluso el clima. Sin embargo, nuestra dieta puede ser un factor determinante a la hora de influir en nuestros niveles de energía. Muchas personas intuyen que “somos lo que comemos” y, a pesar de no tener un conocimiento profundo de nutrición, sospechan que su alimentación afecta directamente a cómo se sienten. La experta en nutrición consciente Cristina Palenzuela (@nutricion.con.cris) sugiere revisar nuestra alimentación para saber qué nos falta y qué nos queda para mejorar nuestra vitalidad y darle sentido a la afirmación de que “la comida es la fuente del alimento”.
Alimentos que agotan la energía
Según Palenzuela, en lugar de preguntarnos «qué me falta», deberíamos centrarnos en reducir o eliminar lo que nos drena la energía. El experto señala que determinados alimentos y hábitos alimentarios contribuyen significativamente a la fatiga:
- Comer en exceso tanto con regularidad como en determinadas comidas.
- Utilice productos altamente procesados.
- Consuma alimentos que contengan mucha azúcar (más de 7 g por 100 g de producto).
- Come dulces y pasteles.
- Consuma alimentos fritos y rebozados.
- Come carne procesada.
- Consumir grasas de baja calidad como aceite de palma y aceites parcialmente hidrogenados.
Palenzuela explica que comer en exceso es un robo de energía porque el cuerpo utiliza mucha energía para la digestión y el metabolismo, lo que reduce la energía disponible para otras funciones corporales. Además, una dieta rica en los alimentos mencionados provoca inflamación, lo que también drena energía para combatirla.
Alimentos que te dan energía
Al eliminar o reducir los alimentos que provocan fatiga, podemos centrarnos en alimentos que mejoran nuestra energía. Palenzuela destaca la importancia de contar con los nutrientes adecuados para el óptimo funcionamiento de nuestras células, responsables de la producción de energía y la reparación de los tejidos. Los principales nutrientes son los hidratos de carbono, proteínas, grasas de calidad, vitaminas, minerales y oligoelementos.
Para combatir la fatiga crónica, Palenzuela recomienda añadir a la dieta alimentos ricos en triptófano, omega 3, magnesio, vitamina C y hierro. Algunos de estos alimentos incluyen:
- Verduras de hojas verdes crudas: canónigos, rúcula, lechuga, espinacas.
- Verduras verdes: tomates, zanahorias, cebollas, pimientos, pepinos, rábanos.
- Verduras cocidas: judías verdes, brócoli, calabacín, berenjena, espárragos, pimientos, acelgas, zanahorias, calabazas, cebollas.
- Pescado azul: salmón, sardinas, anchoas.
- Huevos.
- Carnes magras: pollo, pavo y conejo.
- Legumbres: garbanzos, lentejas, judías.
- Cereales integrales: avena, arroz integral, pan integral de calidad.
- Frutos secos: nueces, almendras, pistachos, anacardos, avellanas.
- Semillas: chía, lino, sésamo.
- Frutas cítricas: naranja, limón, pomelo, kiwi.
- Frutos rojos: frambuesas, arándanos.
Además, Palenzuela sugiere hacerse un chequeo médico para descartar problemas como anemia, por lo que se puede requerir suplementos de hierro.
Otros factores que afectan la fatiga.
El experto también reconoce la influencia de otros factores sobre la fatiga, como las horas y calidad del sueño, los horarios, el nivel de estrés, el bienestar en el entorno laboral, las relaciones personales, el manejo de la rutina diaria, la actividad física y el ejercicio regular.
«La fatiga es una señal que nos invita a observarnos a nosotros mismos y tratar mejor nuestro cuerpo, que es nuestro templo y medio para vivir nuestra mejor vida», afirma Palenzuela. La experta considera que el autocuidado es una oportunidad para mejorar no sólo físicamente, sino también personalmente.
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